
«Que tu caridad sea con todas las personas”
Es una invitación a amar sin medida ni condición. La verdadera caridad no elige rostros, ni acentos evangélicos, ni exclusividades; se inclina ante toda fragilidad humana con el mismo respeto y ternura.
Para Marie Poussepin, encarnar la caridad no es un simple acto caritativo, sino reconocer en cada persona a Dios mismo.
Cuando el corazón se abre así, la vida entera se convierte en un acto silencioso de servicio y de amor.




